Descubriendo el sistema educativo finlandés: una semana de Erasmus entre nieve, cápsulas del silencio y un curso sobre la Formación Profesional finlandesa.
Ha sido una semana intensa de Erasmus+ en la región de Helsinki. Allí, Mª José García y Susana Casamayor, tuvimos la oportunidad de sumergirnos en la educación finlandesa, y más concretamente en su Formación Profesional. Y para no aburriros os contaremos solo algunas curiosidades que descubrimos en nuestro viaje.
Centros adaptados al frío extremo
Lo primero que nos llamó la atención fue lo bien diseñados que están los centros educativos para sobrevivir a los inviernos finlandeses. Mientras nosotros nos abrigábamos como si fuéramos a escalar el Everest para ir de un edificio a otro, los alumnos finlandeses parecían inmunes al frío. Tan solo estábamos a -2 º, cuando allí lo normal es llegar a -15º bajo cero.
Pausas para reactivar la atención
Uno de los métodos más curiosos que vimos en acción, y experimentamos durante nuestra formación, fue cómo los profesores gestionan la atención de los alumnos. Cuando notan que la concentración empieza a decaer, detienen la clase y proponen pequeños juegos o ejercicios físicos para reactivar la energía. Desde estiramientos hasta desafíos rápidos en grupo, estos «breaks» hacen que los estudiantes vuelvan a la lección con más ganas y frescura mental. Algo que podríamos incorporar ¿verdad?
Las cápsulas del silencio
Sí, lo que lees. En los centros finlandeses existen unas cabinas insonorizadas para aquellos que necesitan hablar en voz alta sin molestar a los demás. Algo así como una «zona de escape» donde poder atender una llamada, repasar en pareja o simplemente disfrutar de un momento de tranquilidad. El respeto al prójimo es un valor muy arraigado entre los finlandeses.
HUX: el curso intermedio que podría inspirar a España
Entre las cosas que más nos sorprendieron, encontramos el famoso curso HUX. ¿Y qué es esto? Básicamente, se trata de un programa intermedio que permite a los estudiantes tomarse un año para reforzar conocimientos, ganar confianza y decidir con más seguridad qué camino seguir en su formación. No es un año sabático de viajar por el mundo, sino una especie de nivel de preparación extra para que nadie se quede atrás ni abandone los estudios antes de tiempo. En España, esto podría ser una solución interesante para muchos jóvenes que, tras la educación obligatoria, sienten que aún no están listos para dar el siguiente paso y decidir por dónde quieren ir.
Puntualidad Finlandesa
Siempre se habla de la puntualidad británica, pero la finlandesa no se queda atrás. Desde el primer día nos dejaron claro que el autobús que nos llevaría a visitar los centros de FP salía a la hora. ¿A las 8:30? Pues a las 8:20 ya deberíamos estar subiendo. ¿Que llegas a las 8:31? Pues nada, te quedas en tierra.
Y pensándolo bien, tiene sentido. No es lo mismo esperar cinco minutos en la calle con -10 grados bajo cero, que hacerlo en España, con nuestro clima más amable.
El secreto del éxito: flexibilidad y confianza
Tal vez lo que hace especial al sistema finlandés no es su enfoque educativo. Aquí el aprendizaje es personalizado, se fomenta la autonomía del estudiante y, sobre todo, se confía en que cada persona aprenderá a su ritmo.
Eso sí, tampoco hay que idealizarlo. No todo en Finlandia es perfecto y, aunque su sistema educativo tiene muchas virtudes, la Formación Profesional en España ha avanzado muchísimo y ya no tiene nada que envidiar. Cada país tiene su contexto y sus retos, pero siempre es enriquecedor descubrir nuevas formas de enseñar y aprender.
En Finlandia también tienen que lidiar con la falta de concentración de sus estudiantes, la desmotivación, el uso de los móviles y las RRSS.
Conclusión: Finlandia mola, pero España también
Tras esta experiencia, nos llevamos un montón de ideas interesantes para aplicar en nuestra propia realidad educativa. Y aunque nos encantaron las cápsulas del silencio, los juegos en medio de clase y el curso HUX, también tenemos claro que la FP en España ha evolucionado mucho y sigue mejorando cada día.
Nos quedamos con unos compañeros de viaje maravillosos, docentes llegados de diferentes centros de España, y poder hacer el “ángel” sobre un lago congelado.
Artículo escrito por Mª José García y Susana Casamayor