Estos días proliferan las opiniones sobre la noticia de que las empresas deberán correr con los gastos de la Seguridad Social de los estudiantes en prácticas. Amén de ser otra novedad más en el ámbito de la Educación (¿para cuándo un pacto de Estado en materia educativa?) lo destacable de esta nueva es la cantidad de comentarios negativos que está suscitando. Y lo peor, es que todos son de carácter económico; en resumen: si las empresas se ven obligadas a pagar la Seguridad Social de los alumnos mientras se encuentran realizando las prácticas, los empresarios se negarán a cogerlos. La idea no deja de ser una postura corta de miras, cuando no miserable.
Uno de los problemas endémicos (¿qué rayos significará endémico?) de nuestro país es el galopante descenso de afiliaciones a la SS, con el consiguiente desgaste del sistema público de pensiones que a todos nos afecta -eso sin entrar en el vertiginoso descenso de la natalidad- y que, barrunto, habrá sido el detonante para que el gobierno lleve a cabo esta, a priori, impopular medida. En cualquier caso, si se ingresa líquido en la SS, bienvenido sea.
Independientemente de los motivos que muevan a actuar así a los gobernantes, me gustaría romper una lanza en favor de la retribución a la Seguridad Social; en realidad, más de una. Paso a explicar los tres motivos por los cuales veo positiva esta medida, tanto para el mundo educativo como para el empresarial.
“La idea no deja de ser una postura corta de miras, cuando no miserable”
Inteligencia. Llámalo pragmatismo, si quieres. Uno de los mayores beneficiados de la formación en los centros de trabajo, si no el que más, es el propio empresario. Y no sólo él, ya que todos -nuestra sociedad, claro- queremos y necesitamos trabajadores competentes. Si queremos ejemplos, el país en donde mejor funciona el binomio formación/empresa es Alemania, incluso pagan a los estudiantes en prácticas (clic aquí para saber más). Y si allí les va bien…
Los estudiantes son nuestro futuro social y económico
Solidaridad.Resulta excesivamente cómodo que se haga cargo del seguro aquél que envía al alumno en prácticas. Aún hay más, si los encargados de la educación nos hacemos responsables de la seguridad (en el término amplio de la palabra) de los alumnos mientras se encuentran en el centro de estudios ¿no es lógico y justo que haga lo mismo el empresario cuando los estudiantes se encuentran en el puesto de trabajo? Sí, además, tenemos en cuenta que hablamos de breves espacios de tiempo y de una cotización mínima (esto aún está por ver) seguramente se tratará de pequeñas cantidades que compensarán con creces la labor de los alumnos en prácticas.
“Por todos estos motivos, animo a acoger de buen grado esta medida”
Ética. No quisiera (vamos, que me niego a) acabar esta reflexión sin hacer referencia a que con esta medida se pone coto a aquellos que, haciendo una mala praxis, usan las prácticas como herramienta para no tener que contratar nunca, o de uvas a peras, pues ya les abastecemos de personal del que deshacerse pasado el tiempo de las prácticas sin que se note mucho, pues los tienen para realizar tareas menores que solo benefician a este tipo de «empresario». Demos ejemplo a la España de la, si no corrupción, si de la canallesca, con unas prácticas (también en el término amplio) adecuadas. Bueno para el mundo educativo y justo con el empresario honrado.
Ser un Estado moderno exige sacrificios por parte de todos: querer ser grandes requiere pensar y actuar como los grandes.
Por todos estos motivos animo, tanto al mundo empresarial como al educativo, a acoger de buen grado esta medida. Sólo espero que no sean los propios estudiantes los que acaben pagando el pato, perdón, el seguro.